miércoles, 3 de octubre de 2012

En Señor Jesús Esta Toda Confianza.


Hebreos 11:3-16

Una promesa de bendición de la Palabra de Dios  tomada para bendecir tu vida.

(NVI) 
Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe.  Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.   Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.  


(DA)
Por la confianza [confianza en la Palabra dada por YHWH] entendemos que el Universo fue creado por la Palabra hablada de YHWH, así que, lo que se ve no vino a existir de un fenómeno existente.  Por la confianza Abel ofreció mayor sacrificio que Caín, y por esto fue declarado justificado, dando YHWH testimonio a El sobre la base de sus ofrendas, por medio de haber confiado; todavía continúa hablando, aunque está muerto. Por la confianza Enoc fue arrebatado de esta vida sin ver la muerte; "Él no fue encontrado porque YHWH lo trasladó," pues tuvo el testimonio, antes de ser trasladado, de haber sido de muy placentero a YHWH.  Y sin tener confianza es imposible ser muy placentero a YHWH, porque cualquiera que se acerque a Él (al Señor Jesús) tiene que tener la confianza de que en realidad El existe y que Él es el dador de la recompensa a aquellos que le buscan. Por la confianza Noe, después de recibir advertencia Divina acerca de cosas que todavía no se veían, fue lleno de temor Santo e hizo un Arca para salvar a los de su casa. Por medio de esta confianza, puso al mundo bajo condenación, y recibió la justificación que viene por medio de la confianza.  Por la confianza Abraham obedeció después de que fue llamado a salir al lugar que YHWH le daría como posesión; en verdad, salió sin saber adonde iba. Por la confianza vivió como residente temporal en La Tierra de la promesa, como si no fuera de él, viviendo en tiendas con Isaac y Jacobo, quienes iban a recibir lo que había sido prometido a él.   Porque estaba aguardando esperanzado la ciudad que tiene fundamentos permanentes, de la cual el arquitecto y constructor es YHWH. Por la confianza [en la Palabra de YHWH] él recibió potencia para engendrar un hijo, aunque su edad para eso ya le había pasado, y así también estaba la misma Sara; porque creyó que el que lo había prometido era digno de confianza. Por lo cual, este hombre que estaba virtualmente muerto engendró zera (descendencia), tan numerosos como las estrellas del firmamento, e incontables como los gramos de arena en la orilla del mar.  Todas estas personas permanecieron confiando hasta que murieron, sin recibir lo que había sido prometido. Ellos sólo lo habían visto y recibido desde la distancia, mientras reconocían que ellos eran extranjeros y residentes temporales en la tierra. Porque personas que hablan de esta forma, claramente dan a entender que buscan una patria. Ahora bien, si hubieran estado recordándose de dónde salieron, tenían una oportunidad para regresar, pero como es, aspiraban a tener mejor patria, una celestial. Por esto YHWH no se avergüenza de ser llamado Elohim de ellos; porque les ha preparado una ciudad.



(PTD)
Por la fe [creer en la Palabra de Dios], sabemos que Dios creó el mundo con una orden. Esto significa que el universo no surgió de lo que se ve. Por la fe, Abel ofreció mejores sacrificios que Caín. Dios dijo que aceptó sus ofrendas y lo aprobó por su fe. Aunque Abel murió, él sigue hablando por medio de su fe.  Por la fe, Enoc no murió. Dios se lo llevó con vida de este mundo, por eso nunca pudieron encontrar su cuerpo. La Escritura dice que, antes de ser llevado, "Enoc agradaba a Dios".   Nadie puede agradar a Dios si no tiene fe [si no cree en el Señor Jesús y Su Palabra]. Cualquiera que se acerque a Dios debe creer que Dios existe y que premia a los que lo buscan.  Por la fe, Noé recibió una advertencia de Dios sobre algo que aún no se podía comprobar. Respetó la advertencia de Dios y construyó un barco muy grande para salvar a su familia. Con su fe, Noé demostró que el mundo estaba equivocado, y así recibió las bendiciones del que agrada a Dios.  Por la fe, Abraham obedeció la orden de Dios de ir a una tierra que iba a recibir como herencia y salió sin saber ni siquiera dónde quedaba ese lugar.  Por la fe, Abraham vivió en la tierra prometida como extranjero. Vivía en carpas como Isaac y Jacob, porque Dios también les había hecho a ellos la misma promesa.  Abraham obedeció porque quería ir a la ciudad que tiene bases eternas, una ciudad planeada y construida por Dios.  Abraham estaba ya muy viejo para tener hijos, y Sara no podía tenerlos, pero por la fe de Abraham, Dios hizo que tuvieran hijos. Abraham confiaba en que Dios cumple lo que promete.  Este hombre estaba ya muy viejo, casi en sus últimos días, pero tuvo tantos descendientes que no se pueden contar, tan numerosos como las estrellas del cielo y como los granos de arena de la playa.  Todos estos grandes hombres mantuvieron la fe toda la vida hasta que murieron. Ellos murieron sin recibir lo que Dios les prometió, pero vieron lo prometido a lo lejos, en el futuro, y aceptaron ser extranjeros en la tierra. Al obrar así, demostraron claramente que buscaban otra patria.  Si ellos hubieran estado pensando en el país que habrían abandonado, habrían tenido tiempo de sobra para regresar; pero ellos aspiraban a una patria mejor, un país celestial. Por eso, Dios no se avergonzó de ser su Dios y les preparó una ciudad celestial.

(LBLA)
Por la fe [por la confianza puesta en el Señor Jesús] entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles. Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla. Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte; Y NO FUE HALLADO PORQUE DIOS LO TRASLADO; porque antes de ser trasladado recibió testimonio de haber agradado a Dios. Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan. Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe. Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel al que lo había prometido.  Por lo cual también nació de uno (y éste casi muerto con respecto a esto) una descendencia COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO EN NUMERO, E INNUMERABLE COMO LA ARENA QUE ESTA A LA ORILLA DEL MAR.    Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia. Y si en verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de volver. Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.



La confianza en la Palabra de Dios es la confirmación de las cosas que nosotros esperamos, es la prueba de que nosotros no vemos al Espíritu Santo morando dentro de nosotros y la convicción del hecho real que se nos revela dando testimonio que somos hijos de Dios.  Porque por la fe, la confianza del Señor Jesús nos ha hecho hijos de Dios, Y el Espíritu Santo da testimonio divino.

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